Lo reconozco: veo telebasura.

Ayer, mientras comíamos en casa, veíamos un programa de esos en que todos gritan y nadie escucha. El programa presentaba un contencioso entre una señora sumamente molesta por los ruidos provocados por los clientes fumadores de un bar situado debajo de su casa. Lógicamente, los ruidos son consecuencia de la Ley Antitabaco, que obliga a los fumadores a hacerlo en la calle. De las quejas de la señora intentaba defenderse el dueño del bar, que incluso había puesto un cartel en la calle rogando a sus clientes fumadores que no subieran la voz.


Al ver las alegaciones de los dos, pensaba que ambos tenían razón. A nadie nos gustaría que no nos dejaran dormir los ruidos callejeros, pero tampoco nos gustaría que nos impidieran vender en el caso de ser empresarios. Pues si los dos tenían razón, ¿quién tenía la culpa de esta situación?. Ay! De nuevo nuestro santo Gobierno, que ha generado un conflicto donde había armonía.

Antes, quien iba a un bar, sabía que allí se fumaba. Y aún así, iba. Y sin problemas entre fumadores, no fumadores, empresarios hosteleros y vecinos. Ahora, la nueva Ley nos ha puesto a casi todos descontentos y nos ha llevado al enfrentamiento.

Mientras seamos un país de fumadores y de escandalosos, implantar esta Ley antitabaco creo, humildemente, que es todo un despropósito. Amén de ser una medida que no favorece en absoluto a la crisis. Y si no, que se lo pregunten a los empresarios hosteleros.

Elisabeth Bustos Contell.

,

Compartir

Tweet