Me tiene muy preocupado la noticia de la semana “Las tarjetas
opacas de Bankia”. Además de inmoral porque el dinero sustraído es de todos, ya
que: todos hemos tenido que aportar para cubrir la quiebra de Bankia, todos nos
hemos endeudado un poco más con la quiebra de Bankia, la estamos soportando
entre todos y, además, a esto se une el tema de las preferentes y subordinadas.
Además de inmoral, y de recordar a los consejeros y
directivos de Bankia que parte del sueldo que cobran lo estamos aportando entre
todos, me preocupa el tema de que hayan sido 88 consejeros los que han hecho
uso de las tarjetas opacas, y solamente cuatro las devolvieron. Algunos
gastaron (en lo que quisieron) más de 400.000 euros.
Este hecho me da mucho que pensar. Hace poco escribí un post
titulado “¿Estamos ante un país de chorizos?, yo reconduciría la pregunta del siguiente modo: ¿Son solo
chorizos algunos políticos? (bastantes por los escándalos que se han producido),
o más bien ¿Son los políticos una muestra de la ciudadanía?
Quiero decir con esto, si ha Vd. le dan una tarjeta diciendo
que puede hacer uso de la misma como más le convenga, puesto que no hay control
de nada, y que se la dan por su valía, ¿Vd. que haría?, me planteo la pregunta
para mí mismo.
Supongamos también que nos encontramos con una maleta llena
de billetes de 500 en la calle, miramos a izquierda y derecha, y parece que no
nos ve nadie, ¿Qué hacemos?
Ante esto, la primera pregunta que me haría es la siguiente, ¿Este dinero tiene dueño? Si se llega a la conclusión de que el dinero no tiene dueño, es decir, no es de nadie, pues entonces, con esa premisa, si nos encontrarnos con un dinero de nadie, ¡……Hummmmm….! Pues si no es de nadie, ¿Por qué no le tiramos mano? Lo que me encuentro y no es de nadie, pues es mío, ya que lo he encontrado yo. Es lo mismo que si descubriera un tesoro, ¿De quién es? De nadie, pues se le adjudica al que lo encuentra, ¡Ya está! ¡Sin más remilgos! ¿No les parece?
Pero, si a la pregunta de quién es el propietario del dinero,
la respuesta es que: Es de todos. Y todos somos todos, esto es, personas que están
yendo a los comedores sociales porque se les ha acabado el paro y no cobran
nada (ni los 400 euros), personas que están pasándolo mal para llegar a final
de mes, personas que han perdido su casa, personas a las que Bankia fagocitó su
dinero, y lo perdieron por los productos tóxicos que Bankia vendió como productos
ultraseguros, etc… Si la conclusión es esa, ¿Qué harían Vd., les devolverían el
dinero a esas personas que lo habían perdido, o se lo quedarían?
Claro, también existe una tercera opción, y es pensar ¡Me
importa un “comino” de quien sea el dinero y su procedencia, me lo dan a mí,
pues para mí!
Lamentablemente, esto es lo que piensan muchos, muchísimos
de nuestros políticos y allegados. Seguramente eso es lo que, también, pensarían
algunas mujeres enamoradas de este país….
¡Se necesita tener cara dura y quedarse con el dinero de los
demás¡ eso tiene un nombre.
Que tenga buen domingo.
Un saludo para todos.
Gregorio Labatut Serer
Esta historia de las tarjetas bancarias para los miembros del consejo de administración de Bankia es casi de pesadilla o propia del pais de Jauja. Una especie de barra libre de efectivo para gastarlo en necesidades particulares (ropa y supermercados entre otras, y que no me digan que eso son gastos inherentes al cargo) y totalmente opacas a efectos de la renta en el I.R.P.F. De tan pérfido parece casi irreal, porque lo siguiente a pensar es si alguien controlaba los límites de gasto de cada uno de estos personajes, o si eso del hipotético descontrol también formaba parte de la pesadilla o del reino de Jauja del que hablábamos.
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