Con fecha 31 de diciembre de 2011 se ha publicado el Real Decreto-ley 20/2011, de 30 de diciembre, de medidas urgentes en materia presupuestaria, tributaria y financiera para la corrección del déficit público.
Pero echo de menos dos medidas importantes:
La primera consistiría en eliminar del IRPF la casilla “para otros fines sociales o para la Iglesia Católica”. Creo que el Gobierno debería concentrar el destino de todo lo recaudado, exclusivamente, en reducir el enorme déficit público y en impulsar el consumo. Con ello, se mejoraría el empleo y se favorecería la salida de la espiral.
Luego que cada uno, según su conciencia, financie a la iglesia u ONG que quiera. Vaya, que a estas entidades les deberían financiar sus afiliados correspondientes y no el Estado, que en estos momentos no puede.
La segunda medida que encuentro a faltar se centra en algo que está ahí pero parece invisible, porque nadie lo cuestiona: ¿Qué pasa con el tipo impositivo de las SICAV? Matizo: ¿Qué pasa con el tipo súper-mega-reducido de las SICAV? ¿Por qué ese interés en proteger la tributación de las grandes fortunas? ¿No sería más coherente que tributaran más los que más tienen?
La ministra Salgado justificaba este ínfimo impuesto diciendo que era para que las grandes fortunas no se fueran de España, pero hasta donde yo sé, las rentas generadas en España, tributan en España. Por lo tanto, aunque el domicilio fiscal de las SICAV se desplazara a otro país, como mucho estarían sometidas a una doble imposición. En cualquier caso, un cambio de normativa fiscal podría solucionar este problema para evitar que las grandes fortunas se escaqueen de pagar, por lo menos, el mismo tipo que el resto de sociedades.
Pero claro Sancho, con la Iglesia y con los ricos hemos topado.
Elisabeth Bustos
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Pero echo de menos dos medidas importantes:
La primera consistiría en eliminar del IRPF la casilla “para otros fines sociales o para la Iglesia Católica”. Creo que el Gobierno debería concentrar el destino de todo lo recaudado, exclusivamente, en reducir el enorme déficit público y en impulsar el consumo. Con ello, se mejoraría el empleo y se favorecería la salida de la espiral.
Luego que cada uno, según su conciencia, financie a la iglesia u ONG que quiera. Vaya, que a estas entidades les deberían financiar sus afiliados correspondientes y no el Estado, que en estos momentos no puede.
La segunda medida que encuentro a faltar se centra en algo que está ahí pero parece invisible, porque nadie lo cuestiona: ¿Qué pasa con el tipo impositivo de las SICAV? Matizo: ¿Qué pasa con el tipo súper-mega-reducido de las SICAV? ¿Por qué ese interés en proteger la tributación de las grandes fortunas? ¿No sería más coherente que tributaran más los que más tienen?
La ministra Salgado justificaba este ínfimo impuesto diciendo que era para que las grandes fortunas no se fueran de España, pero hasta donde yo sé, las rentas generadas en España, tributan en España. Por lo tanto, aunque el domicilio fiscal de las SICAV se desplazara a otro país, como mucho estarían sometidas a una doble imposición. En cualquier caso, un cambio de normativa fiscal podría solucionar este problema para evitar que las grandes fortunas se escaqueen de pagar, por lo menos, el mismo tipo que el resto de sociedades.
Pero claro Sancho, con la Iglesia y con los ricos hemos topado.
Elisabeth Bustos
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